lunes, 11 de junio de 2012

Tegucigalpa...

Capital de Honduras desde 1880, junto con la vecina Comayagüela constituye un importante complejo urbano, en medio de una característica topografía montañosa a 935 (1,280 El Picacho) metros sobre el nivel del mar.

El significado de su nombre de origen indígena es todavía desconocido en el significado de su etimología, sin embargo los más recientes autores opinan que puede significar "En el lugar de las piedras pintadas", por las abundantes rocas de origen volcánico  que van desde los colores rosa hasta los verdes y amarillos.

Plaza Central, Tegucigalpa
Hermosa Arquitectura Colonia, Iglesias por Todos Lados!!!

Iglesia Catedral

La antigua iglesia parroquial del señor San Miguel de Tegucigalpa situada en el mismo lugar en donde hoy se encuentra la Catedral Metropolitana, fue destruida por un incendio en 1742.

Con el apoyo del vecindario, que constantemente ayudaba acarreando el agua, piedra, cal y demás materiales necesarios para la construcción, además de que muchos contribuían con su trabajo personal en la misma obra, esta pudo ir saliendo poco a poco de sus cimientos: pero su continuación y conclusión hubiera sido imposible sin el amor, energía y constancia del Padre Cura Zelaya, a quien la providencia tenia señalado para emprender y llevar a feliz remate la edificación de nuestro templo principal, que es orgullo y ornato de Tegucigalpa.

Para el adorno interior del templo, el Padre Zelaya contrató al escultor Vicente de Gálvez de la Antigua Guatemala, la hechura del retablo mayor de la parroquia por la cantidad de 5900 pesos sin incluir el flete y los demás gastos por el traslada desde aquella ciudad hasta Tegucigalpa.

También son obras valiosas del artífice Gálvez y de alguno de sus hijos que con el vinieron de la Antigua Guatemala, el Pulpito y su tornavoz con el carro del Profeta Elías; los dos altares laterales antiguos, lo mismo que la imagen del Cristo de Animas. Para dar una idea de o magnifico de estas obras debe decirse que solamente el dorado del publico importó 700 pesos.

El Padre Zelaya no pudo ver completamente terminada su magna obra, pues la muerte le sorprendió a los setenta años de edad, el 12 de noviembre de 1775. Cupo a otro hijo ilustre de Tegucigalpa el Presbítero don Juan Francisco Márquez, concluir la obra de su antecesor Don José Zelaya.

La solemne dedicación de nuestro templo parroquial se verifico el 29 de septiembre de  1782, día del arcángel tutelar de esta ciudad, por el señor Obispo Fray Antonio de San Miguel, que de esta diócesis de Comayagua fue trasladado a la de Michoacán, México, donde mereció elogios del Barón de Humboldt, por su amplia labor social y donde fue menor del famoso cura don Miguel Hidalgo y Castilla.

Fuera del sagrario, de las imágenes sagradas de los tres altares antiguos y del Púlpito hay en nuestra antigua Iglesia Parroquial dos Objetos que merecen nuestra atención y nuestro más acendrado cariño: La pila bautismal y la Campana del reloj.

La pila bautismal y el lienzo de San Juan Bautista colocado en el baptisterio es todo lo que queda de la antigua Iglesia Parroquial destruida por el incendio en 1742.

Consta por una inscripción que esta grabada alrededor de la misma, que la pila bautismal la mando hacer el Licenciado Don Francisco de Alemán siendo cura de Real de Minas el año de 1643. Habían transcurrido más de diez año desde que en el sínodo celebrado por el Obispo Fray Luis de Cañizares en 1631 se había mandado que en todas las parroquias de la Diócesis se sustituyera las pilas de madera, que entonces se utilizaban para administrar el Santo Bautismo, con pilas de piedra.

La campana del reloj es menos antigua que la pila bautismal. Ella ha reído con nosotros en nuestras más puras alegrías y también nos ha acompañado, grave y solemne, en nuestras horas de íntimo dolor. Ella ha sido la fiel compañera de las alegrías, de los pesares de los Tegucigalpenses durante casi dos siglos.

Muchos de nuestros ascendientes duermen el sueño eterno a la sombra acogedora de nuestra Catedral y sus huesos son tierra bendita que sustenta sus cimientos. Ahí descansan:

-          El Padre José Simón de Zelaya
-          José Trinidad Reyes
-          Monseñor don Santos Guardiola
-          Presidente General don Manuel Bonilla
-          José María Lazo
-          Hipólito Matute y su esposa doña Mercedes Britto
-       Los padres curas don Trinidad Estrada, don José Leonardo Vijil, Santiago Zelaya y el padre Blas Escobar.

Se comenzó a construir en 1765 y se terminó en 1782. Su constructor fue el arquitecto guatemalteco Don José Gregorio Nacianceno Quiroz.

El costo final de la construcción sin incluir ornamentos, imágenes, objetos sagrados, las pinturas ejecutadas por José Miguel Gómes, alcanzaron la suma de 117, 200 pesos.






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